El pintor y muralista ecuatoriano David Moscoso E. ,nos invita a ver el mundo natural como una experiencia de la belleza abismal del planeta, su poder y “su legítimo lugar como un ser digno de ser venerado” .Digno heredero de la pintura de Frederic Edwin Church, -paisajista norteamericano del siglo XIX, quien también captó en su pintura la sublime belleza de la naturaleza andina-, y de la amplitud del paisaje selva-montaña plasmada en los lienzos Turner, Constable y Thomas Moran, su visión frente al arte se inspira en los escritos de Alexander Humboldt, el gran explorador científico alemán que escribió de la singularidad de los Andes, donde mirando desde un solo punto es posible abarcar todas las características de las latitudes de la tierra.

No sólo podemos admirar la obra de David Moscoso y la colección andina como ejemplares de la creatividad artística andina, pero es importante reconocer que la naturaleza andina se ha celebrado durante siglos como un reino natural excepcionalmente procreación. De hecho, el mito de larga data del nuevo mundo como un edén bíblico y un dorado, se hizo eco en la formulación de Alexander Von Humboldt de la rica y abundante vegetación de América Ecuatorial, hablando de esta naturaleza sumamente abundante. Esta misma zona ecológica vital y biológica -- comparada históricamente con todo el reino de la naturaleza -- sigue inspirando a David Moscoso y a la colección andina hoy.

Dra. Alicia Lubowski – Jhan
Manhattan - Nueva York, 2010

COLUMNISTAS

Parecía una extravagancia la exposición de una noche del artista ambateño David Moscoso. Pero una vez que estábamos en el primer piso de la Casa Julián en el Parque Histórico, entramos a lo que el tituló ‘Óptika poétika’: la primera exhibición en Guayaquil de un creador de 38 años que ha concentrado su creación visual al paisajismo y que en la muestra revela nuevas formas de diversificar su proceso estético. El reportaje de Diana León (pág. 28) nos lo revela como uno de  esos ‘afuereños’ del ambiente artístico contemporáneo, capturando la naturaleza en la misma tradición de grandes maestros de otras épocas. Gracias a la galerista Madeleine Hollaender, esta velada única con Moscoso se justifica: “Así son los buenos momentos de la vida, cortos y fugaces, haciendo alusión a lo efímero del ser humano ante la presencia de la naturaleza, que siempre existirá”.
18.11.18

Ver Revista dominical de diario El Universo